LO QUE NO DEBE SABERSE
LO QUE NO DEBE SABERSE N o lo podía creer: aquel jinete era su hermano. La chica se había imaginado que nunca volvería a verlo, que la dejaría en paz para siempre; pero lo cierto es que allí estaba, en su busca. Su propio hermano. Seguramente le habría vendido al marqués la noticia de su huida a cambio del caballo y de una buena bolsa de oro. En dos días su mundo se había desmoronado por completo. El marqués la había desposado en una ceremonia fastuosa; ninguna campesina había tenido jamás una boda así. Los amigos del noble le dijeron a su padre que el señor marqués se había encaprichado de esta hija y la cubrieron de joyas y sedas. Durante unas horas, la chica había llegado a ser la mujer del hombre más rico de la zona. Era algo totalmente inaudito, impensable. Pero luego, en mitad de la noche de bodas, la devolvieron a la aldea. La trajeron en un carruaje pequeño y discreto. La habían sacado del castillo sin dar explicaciones; le habían arrebatado las joyas, el vestido ...