VENECIA
VENECIA Una criada me contó que Pablo, cuando Vene volvió del cole aquella tarde, le gritó, le arrancó la muñeca de trapo que traía y, como no era capaz de destrozarla, la tiró con rabia a la chimenea del salón. En cuanto pudo, Vene corrió a buscarme y se abrazó a mis piernas, pero solo me dijo que estaba llorando porque había oído a un hombre con la voz de mi marido. Supe que era Carlos y empecé a sudar. A pesar de los calmantes que me daba Pablo, me temblaron las manos, me entró una especie de ahogo y noté una punzada en el vientre. —Estaba ahí al lado, en la parada del autobús —me dijo. —¿Y te ha hablado de mí? ¿Está bien? ¿Qué te ha contado? ¿Tiene buena cara? ...