EL GLOBO DESINFLADO
EL GLOBO DESINFLADO —Así que usted insinúa que la muerte de Sinclair no ha sido accidental —dijo el sheriff Marius. Donovan se atusó su canoso bigote. Ahora que se acercaba su jubilación, el detective Donovan se estaba quedando anticuado en todo. Desde la calle llegó un desagradable y fuerte olor. Marius tamborileó con los dedos sobre la mesa. Era el sheriff del pueblo desde hacía veinte años. —Yo no insinúo, sheriff, yo afirmo. Esto no ha sido un accidente. Sinclair era el mejor piloto de globos aerostáticos. ¿Cómo me explica su muerte? —Algo debió de pasarle al maldito globo. La científica dice que cuando se estrelló contra las ramas todavía estaba inflado. —Y yo le digo que eso es imposible. El globo tenía que estar casi desinflado para caer como una piedra. No hay otra explicación, ¿usted ha visto cómo ha quedado? El sheriff levantó las cejas. Donovan continuó: —Además, mi compañía considera imposible que Sinclair olvidara el paracaídas. —Sin...